martes, 27 de noviembre de 2012

COMPETENCIAS Y HABILIDADES DE UN ORIENTADOR

COMPETENCIAS Y HABILIDADES DE UN ORIENTADOR

Un Orientador como buen profesional debe tener una serie de competencias personales, tanto actitudes, habilidades y cualidades que le ayuden a ejercer su profesión de la mejor forma posible, ayudando así a las diferentes personas que se va a encontrar a lo largo de su vida profesional. Pero no nacemos siendo orientadores, es necesario una formación.
Estas personas serán muy diferentes y como orientadores tendremos que saber utilizar las herramientas más adecuadas a ella, el modelo de orientación que más se le favorezca en la situación que se encuentre,... pero por encima de todo el orientador debe contar con una serie de competencias que deben ser imprescindibles sean cuales sean las características del usuario, y que como personas es interesante tener.
En las diferentes asignaturas que hemos estado dando acerca de la orientación nos han insistido en que seamos conscientes de que nuestra labor no es darle las soluciones a las personas que acuden a nosotros, sino que nuestras funciones son las de guiar, acompañar, promover, ayudar a mejorar y hacer crecer a la persona para que consiga superarse y solucionar los problemas a los que se tenga que enfrentar a lo largo de su vida.


Según el AIOEP (ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE ORIENTACION EDUCATIVA Y PROFESIONAL) 2003. Además he añadido algunas que creo que son sumamente imprescindibles.
COMPETENCIAS GENERALES:
1. Responsabilidad y comportamiento ético. 
2. Desarrollo de la persona. 
3. Respeto y sensibilidad hacia la diversidad 
4. Autoconocimiento. Capacidad para aprender de los propios errores y cambiar si fuera necesario. Enfrentarse a los propios problemas y pedir ayuda si fuera necesario.
5. Formación permanente en teoría y práctica 
6. Investigación en el trabajo. 
7. Habilidades para la cooperación (y trabajo en equipo) 



COMPETENCIAS ESPECIALIZADAS: 
  • Congruencia o autenticidad.
  • Interesarse por el usuario sin juzgar.
  • Superación y confianza en mi mismo.
  • Honradez.
  • Confidencialidad.
  • Escucha activa y atenta.
  • Creer en el potencial del usuario.
  • Empatía y respeto.
  • Autorrealización.
  • Motivación.
  • Reciclarse y tener una formación permanente.
  • Actitud crítica.
  • Disfrutar de la vida y las relaciones personales.
  • Fomentar la autoestima del usuario y la mía propia.
  • Ofrecer información si es necesario.
  • Mostrar una actitud de apoyo.
  • Reflexión del propio profesional sobre sus intervenciones.
  • Reflexión sobre lo que dice el propio usuario.
  • Autoevaluación constante con afán de mejora y superación.
  • Ser consciente de nuestros prejuicios para dejarlos a un lado.
  • Inteligencia emocional (cómo gestionar, cómo trasmitir…).
  • Aceptación de las emociones del usuario.
  • Creatividad, flexibilidad y sentido de humor.
  • Limites emocionales claros.



Teniendo en cuenta estas diferentes listas de competencias del orientador, tanto desde el punto de vista más teórico como desde el punto de una profesional que está ejerciendo actualmente, podemos analizarnos objetivamente cuales son las competencias que poseemos e intentar mejorar aquellas que tengo más flojas. Esto nos ayudará a realizar nuestra profesión de la forma mas acertada, ayudando a las personas que lo necesiten adaptándonos a sus necesidades.

Obviamente no tenemos todas desarrolladas y ni las dominamos pero es importante ser conscientes de que existen para ir poco a poco acercándonos a ellas y así ejercer nuestra profesión mejorando cada día, analizando todas estas competencias en cada momento en el que ejerzamos la profesión para mejorar los aspectos que no han estado al máximo y observar las mejoras que hemos logrado con nuestro trabajo en las competencias que no dominábamos.

Quiero dejar claro que todas las cualidades humanas (QUERER) del orientador no son suficientes sino que tienen que ser compaginadas con los saberes técnicos e intelectuales (SABER) que son igualmente importantes, puesto que por mucha buena actitud y disposición tengas para trabajar con los demás, poniéndose en el lugar del otro no quiere decir que sea suficiente para alcanzar nuestro propósito sino que necesitas conocer las diferentes técnicas y conocimientos intelectuales para poder afrontar una determinada situación lo mejor posible y tener diversas estrategias para resolverla, y viceversa.


Tanto la parte actitudinal como la parte teórica o de conocimiento  (SABER) son imprescindibles para poder realizar una orientación eficaz, y lo primero es ser conscientes de todo ello conocer en qué consiste, autoevaluarnos para ver que tenemos y que nos falta y una vez que seamos conscientes y nos autoconozcamos, formemos en aquellos aspectos que tengamos que mejorar.


Es importante tener en cuenta los aspectos actitudinales (QUERER) y los intelectuales (SABER) a la hora de ser buen profesional y poder llevarlos a la práctica (PODER/HACER) puesto que esto ayudará a que la práctica se realice de manera idónea. Pero esta práctica nos permitirá aumentar nuestra destreza en el SABER y nuestras actitudes aumentarán con la experiencia.


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